JORGE REPRESA



Esta semana hemos podido disfrutar de la experiencia y los consejos del gran fotógrafo Jorge Represa. Vallisoletano, con 18 años se traslada a Madrid donde empieza a trabajar como ayudante de fotógrafos. Más adelante empieza ya a colaborar con revistas y periódicos. Pero a principios de los 80 y 90 al mercado le interesaba los retratos de famosos y acabó trabajando como retratista durante 20 años.
A lo largo de su carrera ha destacado por retratar a personalidades internacionales, del mundo del arte, del espectáculo y famosos como Joaquín Sabina, Antonio Banderas, Carmen Sevilla, Javier Bardem, Penélope Cruz, Naomi Campbell, etc. 



Para él, el retrato es el duelo entre el fotógrafo y el modelo, si se impone la versión del modelo no hay retrato porque el resultado no es nada más que lo que se ve. Bajo su punto de vista, hay que imponer la opinión del fotógrafo sobre la del modelo, para así intentar indagar y sacar algo más íntimo. Para él un retrato debe tener profundidad, es más importante esto que la originalidad. El espectador debe entender qué es lo que te está contando el fotógrafo sobre el modelo. 


“Conozco a las personas a través de los retratos, estos por ser una realidad de la que carecen en persona”


Llegó un momento en el cual se cansó de trabajar con famosos porque ese mundo es muy especial, ya que al final lo que haces es vender de alguna manera el personaje que estás fotografiando. Jorge tenía la sensación de que al final trabajaba para los famosos, para promocionarlos y hacerlos atractivos. Llegó a la conclusión de que sus intereses iban más allá de eso, por eso abandonó ese trabajo.
Decide que tras haber retratado a mucha gente famosa, y haber estado solo mirando al exterior y no a lo que había dentro de si, decide centrarse en su universo, en su vida y volcar su trabajo como fotógrafo en ello. Es una etapa de introversión. 

Se vino a vivir a Valsaín, Segovia, donde comenzó una nueva etapa de su vida. Empezó a fotografiar su vida, sus paisajes, sus perros, sus sobrinos… Se fue convirtiendo en otro fotógrafo, mucho más íntimo. Empezó a investigar en otras direcciones dentro de la fotografía.
Hoy en día, le interesa la fotografía que no tiene una única lectura, con la que puedes imaginar y completar tu lectura. Le gusta trabajar en el filo de la realidad y de la irrealidad. Para él, debemos trascender nuestra propia vida.


Después de esta experiencia, decide trasladarse a Santander y abrir una escuela de fotografía, La Recámara, cuya filosofía es acostumbrar la retina de sus alumnos a esas visiones tan particulares que consiguen los grandes artistas de este campo. A sus alumnos les pide que fotografíen su vida, su día a día, enseñándoles a asimilar la llegada de una emoción a la retina para luego fotografiarla.
Esto supone para él una nueva etapa. Además se suma a esto, su nuevo proyecto, fotografiar Italia. Para él supone un trabajo ambicioso, muy amplio. Aplicando todo lo aprendido en Segovia, pretende vagabundear y dejar que la vida le sorprenda, no quiere producir la fotografía. 
Bajo su punto de vista, hay que salir a la calle a fotografiar aquello que te mueve, que te inspira. El fotógrafo forma parte de la escena, necesitamos fotografiar lo que está a nuestro alrededor. Necesitamos poder penetrar en la imagen.


Como conclusión, creo que fue realmente interesante ver la evolución de un artista y que nos mostrar sus partes mas intimas, y  además que nos hiciera el gran favor de mostrarnos como se lleva a cabo un proyecto, buscando un discurso, trabajando en torno a el, rectificando, aprendiendo, seleccionando y llegando a la síntesis.  

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